
El rescate está a un paso de concretarse. Sólo queda que los perros tiren de la cuerda hasta la orilla, mientras los guardavidas realizan las tareas de primeros auxilios. Ya en tierra segura, y una vez que la víctima comienza a recuperarse, el público —como si en lugar de un salvataje se tratase de un espectáculo— aplaude sin parar. Algunos turistas, incluso, hasta se sacan fotos y filman cada acción de las mascotas. Por sus tareas de salvataje en el mar, el verano pasado Ayqué, Amaxi, Noa y Blez se convirtieron en los perros más populares de Mar del Plata. Trabajan en un balneario de La Perla, el único de la costa argentina que confía en los animales como un aporte extra para una mayor seguridad de los bañistas. Las tareas de adiestramiento de los perros esta a cargo de uno de los guardavidas. El se ocupa de darles de comer, de enseñarles los secretos del mar y de mimarlos. "Esta temporada me ayudaron en varios rescates difíciles, cuando el mar estaba peligroso y la gente quedaba atrapada en pozos pro fundos", cuenta a Clarín.
A veces es complicado instalar esta modalidad, porque muchos compañeros imaginan que se van a quedar sin trabajo por culpa de las mascotas", dice su amo, mientras acaricia a Noa, por el que muestra cierto favoritismo. Y enseguida aclara: "Nunca un perro va a reemplazar al guardavidas, pero sería bueno que muchos balnearios los incorporen porque son muy útiles". Los perros están entrenados para nadar hasta dos kilómetros mar adentro. Hasta allí llegan en compañía de un guardavidas. Después, una vez que el hombre controla a la víctima y le acomoda el arnés con las argollas, el animal agarra con su boca la soga y tira en dirección a la orilla. Aseguran que pueden arrastrar hasta a cuatro personas juntas. La experiencia de los "perros guardavidas" se da en algunas playas de Estados Unidos y en varios países europeos, aunque en éstos se los utiliza en complejos natatorios. Un perro Terranova le salvo la vida a Napoleón Bonaparte cuando se cayó desde un navío en plena tormenta.